En una entrevista en Religión digital, Carlos Esteban Garcés, Director del Área de Ciencias de la Religión de Lasalle y especialista en educación religiosa nos ofrece unas reflexiones sobre el nuevo currículum de religión en la LOMCE. Aunque la entrevista surge por otro contexto, se nos ofrecen una serie de reflexiones muy interesantes para el profesorado de religión. Es lo que destacamos.
" ¿Puedes contextualizar este currículo?
Responde a un esfuerzo teológico y pedagógico que hay que valorar muy positivamente. Quizá no hayamos llegado a un currículo todavía ideal, pero vemos que ha habido un esfuerzo por disminuir la catequesis. Teológicamente, por ejemplo, centra muy bien las cosas en el alumno. Se ha hecho un giro antropológico hacia la experiencia religiosa como diversidad cultural. Eso va a permitir a los profesores acoger al alumno en toda su diversidad.
Se empieza por el alumno y no por Dios, como antes.
Claro. Ése es el primer bloque del currículo. El segundo, es el del esfuerzo de regreso a la tradición bíblica. La Historia de la Salvación, el Pueblo de Israel, todo lo que transmite la narración, el Nuevo Testamento... La recuperación de lo bíblico es muy evidente. La tercera aportación teológica a este currículo es la centralidad de la figura de Jesucristo. No es un proyecto veterotestamentario en el que, como antes sucedía, su figura estaba equiparada a la de Abraham... sino que es profundamente cristocéntrico, es decir, acorde con los signos de los tiempos desde el Vaticano II.
Por último, hay una comprensión de la Iglesia como prolongación de la figura de Jesús. No es una parte desvinculada: es una seguidora, la continuidad en el tiempo del movimiento de Jesús.
Los cuatro bloques constituyen un avance considerable, sobre todo después de la última década, en que este esfuerzo teológico no estaba presente.
Pedagógicamente, también tiene algunas aportaciones interesantes: se ha tenido muy en cuenta, por ejemplo, cómo los alumnos van madurando en su proceso, desde primero de primaria hasta que acaban el bachillerato. Responde con didáctica a cada uno de esos momentos. No hay cosas, como las había antes, incoherentes, como cuando en los criterios de evaluación de primer ciclo, con seis años, se pedían que buscaran una cita bíblica. Ese tipo de errores didácticos no se han cometido, por tanto es un currículo más profesional, congruente y positivo.
Este currículo se entiende mejor porque es minimalista, en el sentido de que sólo indica diez o doce contenidos muy bien seleccionados para cada curso. Eso permite al profesor que conoce la tradición cristiana, el mensaje, el diálogo fe-cultura...contextualizar los contenidos en la realidad de los alumnos. Una mirada más abierta. No es muy largo y, por eso, permite aterrizar en el acercamiento."